La gratitud transforma lo que tenemos en suficiente.
Practicarla a diario te ayuda a ver con claridad lo valioso que ya habita en tu vida.
Ejercicios de gratitud
La gratitud significa apreciar las cosas buenas de la vida, sin importar cuán grandes o pequeñas sean. Hacer la práctica de la gratitud una parte regular de tu día puede construir felicidad, autoestima y proporcionar otros beneficios para la salud.
Diario de gratitud
- Cada noche, dedica unos minutos a escribir cosas buenas que te hayan ocurrido durante el día.
- No necesitas grandes eventos: una comida rica, una charla con alguien que quieres o haber superado un reto también cuentan.
Dar gracias
- Haz un esfuerzo consciente por reconocer y agradecer los gestos positivos de los demás.
- Cuando alguien haga algo bueno por ti o por otra persona, díselo con un “gracias” sincero. Notarás cómo cambia tu día… y el suyo también.
Caminata de atención
Sal a caminar con intención.
- Enfócate en tus sentidos, uno a la vez:
- Un minuto solo para escuchar
- Un minuto para observar
- Otro para sentir la brisa o los aromas
Carta de agradecimiento
- Piensa en alguien que haya dejado una huella en tu vida.
- Escribe una carta contándole por qué lo aprecias, con ejemplos y emociones reales.
- Después, tú decides si compartirla o simplemente conservarla como un acto íntimo de gratitud.
Contemplación agradecida
- Aleja las distracciones y regálate de 5 a 10 minutos para repasar mentalmente las cosas buenas de tu día.
- Hazlo parte de tu rutina diaria como un ejercicio de autocuidado, meditación o incluso como oración.
Conversación de gratitud
- Conversa con alguien de confianza y compartan 3 cosas por las que se sientan agradecidos.
- No corras la lista: detente a reflexionar y sentir cada punto.
- Hazlo parte de tu rutina diaria, por ejemplo antes de dormir o durante una comida.